Articulación global de justicia climática denuncia en Bonn la promoción de falsas soluciones y reclama el fin del extractivismo y una transición justa en América Latina y el Caribe

Desde el 5 al 15 de junio se llevó a cabo la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas en Bonn, Alemania. En el lugar convergen gobiernos, tomadores de decisiones y también activistas que de todo el mundo llegan a poner el punto de la justicia climática sobre la mesa.

La mañana de este 13 de junio, a través de una conferencia de prensa, organizaciones de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática (DCJ, por sus siglas en inglés) de América Laina y el Caribe dieron cuenta de la “decepción y escepticismo” que les provoca el curso de estas negociaciones a lo largo de su historia. “Se han alejado de su objetivo de enfrentar realmente el cambio climático y se han visto capturadas por los intereses de las grandes corporaciones, con la complicidad de los gobiernos”, declaró Eduardo Giesen, Coordinador Regional de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática.

Para la defensora Camila Romero, proveniente del Wallmapu, en Chile, y parte del Colectivo VientoSur, expresó que “mujeres, jóvenes, indígenas, hemos venido para denunciar que el modelo de desarrollo actual lo está destruyendo todo”. Al mismo tiempo señala que el ritmo de crecimiento económico que busca sostener el sistema capitalista está “provocando el colapso climático y civilizatorio. El cambio climático es la crisis de la sociedad de consumo”.

Silvia Ribeiro, parte del Grupo ETC que hace parte de DCJ, puso la lupa en la propuesta de nuevo marco para mercados de carbono, calificándolo como “altamente preocupante”. “Especialmente a partir del artículo 6.4, se dirige a legitimar tecnologías de geoingeniería, las cuales conllevan altos riesgos e impactos sociales y ambientales, como la captura y almacenamiento de carbono (CCS) y otras relacionadas como la captura de aire (DAC) y la bioenergía con CCS. También de geoingeniería marina, como fertilización oceánica y alcalinización de los océanos, aunque por sus altos riesgos están bajo moratoria en otros convenios de ONU”, alerta. Además, esto sería una forma de proponer tecnologías que “no existen realmente, salvo CCS que fue desarrollada por la industria petrolera para extraer reservas profundas de petróleo, que es a lo que están destinados más de 85 % de los proyectos existentes, por lo que aumentarán las emisiones y la crisis climática”.

Alternativas al extractivismo
Junto al reclamo y exigencia, viene también la propuesta. “No podemos olvidarnos de construir las alternativas. El mecanismo desvinculado del mercado de carbono debe convertirse en una opción de desarrollar acciones de respuesta desde y para las comunidades indígenas, locales y los propios ecosistemas en los diferentes frentes de impacto alrededor del mundo”, declaró desde la Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático, Marcos Nordgren. El defensor afirma que para que lo anterior se cumpla, es “imprescindible la activa participación y consulta de las comunidades locales e indígenas en el diseño de estas nuevas herramientas y asegurar el resguardo de sus derechos y territorios, evitando la instrumentalización de estos instrumentos para profundizar las soluciones falsas del mercado de carbono.